Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas.
Pablo Neruda

martes, 25 de octubre de 2011

Al margen de la gloria



Provengo de una majestuosa civilización por la que siento una indescriptible admiración y que lamentablemente se encuentra en estado de decadencia constante. Vengo de un mundo autóctono con un ambiente propio, que tristemente pierde cada vez más y más su autonomía y su esencia. A veces no sé si huyo y soy egoísta al buscar casarme con la libertad y encontrar mi lugar en el mundo, donde Él no tenga fronteras, ni nacionalidad, ni religión. Este estado de libertad me deja sin más nada en las manos que mi vida y mi garganta.

En el lugar donde estoy el viento está soplando fuerte y le permito a éste jugar con mi cabello y a mis ideas respirar de él. El ambiente carga consigo la lluvia a flor de piel. Aquí y en este instante, los relámpagos anuncian una tormenta que estallará en cualquier momento. Líneas de luz se dibujan incesantes en el cielo y las ganas de explotar en un fuerte estallido de luz son contagiosas. Toda mi vida se resume ahora, este es el clímax.

Una emoción hierve dentro de mí mientras me aproximo peligrosamente a la meta. Intento sacar fuerzas de la fuente inagotable de energía, pero ella aparece y desaparece en mi vida como una estrella titilante. Necesito fuerza para mi último respiro antes de dejarme caer sin vértigo a un vacío total que se llenará de luz en unos meses. Siento dolor, cansancio, incomprensión, los químicos ya no me bastan. Me pregunto cómo hacen las mujeres exitosas, los grandes hombres… ¿dónde esconden esa lámpara de inagotable aceite que ilumina su camino y su intelecto?

¡Cómo tengo ganas de sumergirme en las hojas de un libro hasta ahogarme allí adentro!

Olvidarlo todo, dejar atrás las responsabilidades, las preguntas, los planes, el mañana… Suspiro.

Sólo quisiera encontrar la manera adecuada para acariciar el futuro con pasión y con ternura a la vez.

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