Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas.
Pablo Neruda

miércoles, 27 de junio de 2012

Que "no se puede", te dicen



Siempre te dicen que no puedes tenerlo todo, y yo, absurdamente, me sigo cuestionando si ¿será cierto? A veces pienso que la sociedad nos obliga a vernos como víctimas de nuestro destino, resignados, sin fuerzas, como cayendo por un abismo que Alguien, un ser poderoso y omnipresente, construyo para nosotros. Pobres sirvientes y adoradores, sin poder alguno de luchar contra las fuerzas de nuestro bien escrito, limitado e inflexible destino.

¿Por qué seré tan rebelde y me rehúso a verme así: montada sin remedio en un auto que Alguien, que ni siquiera conozco, conduce con rumbo qué El solo sabe?

No soy una víctima, ni de mis amores, ni de mi destino, ni de mis decisiones. Soy el arquitecto del camino que voy siguiendo y del que voy dejando detrás de mi. Siento el aliento metálico de una ambición que me llama, tengo sed de crecer, de ser mejor y de llegar lejos. Tal vez no puedas tenerlo todo, pero hay más de una manera de llegar a donde quieres. No me gusta pensar en los límites, y aunque tengo miedo (mucho) de ir a donde ya no pueda regresar, me gustaría al menos intentar (y soñar por un instante) que se puede tener todo en la vida.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Antevasin


Vagando sin rumbo por esta incubadora de sueños, la ciudad donde tantas veces me he perdido y vuelto a encontrar, la cuna de poetas, mi fuente de luz y de inspiración, radiador de la exageración de todas mis emociones, me pregunto en cuantos pedazos más tendré que seguir partiendo mi corazón. Embriagada ya de nostalgia por los sueños tuve y por lo que fui, brindo por los sueños que tengo y lo que soy.

Busco una tierra fértil donde pueda florecer un ambiente de libertad, de tranquilidad y de evolución constante, alguien en quien confiar y no de quien protegerme. ¡Qué irónico que uno invierta la mitad de su vida en adivinar lo que busca, para después desperdiciar la otra mitad en intentar sin éxito encontrarlo! Me siento cansada de buscar la estabilidad y no encontrarla. A veces pienso que soy como un electrón y que quedará para siempre imposible conocer mi posición y mi velocidad al mismo tiempo. Intentando crecer en medio de este huracán que no se detiene jamás, no me queda más que arrojarme al viento que me rodea y seguir volando disfrutando cada instante, sin rumbo, construyendo sueños en mi mente.

Afuera llueve y todo es obscuro y gris. La profundidad del paisaje solo puede apreciarse a través de la luz y el movimiento que llevo dentro. Cierro los ojos, aun teniéndolos abiertos. Solo en completa obscuridad se puede observar con claridad un pedacito de cielo estrellado. Me dejo envolver por la paz y el silencio me cobija. Me dejo encontrar por el lugar donde no hay miedos, ni dolor, ni futuro, ni preguntas. Dejo a las percusiones apoderarse de los latidos de mi corazón. ¡Qué placer infinito de poder ver a Odeón cada noche sobre mi cabeza! Darme cuenta que aun con todo lo que ha pasado, Betelgeuse sigue brillando con la misma intensidad y las Pléyades siguen tan juntitas como antes. ¡Qué maravilla que la vida siga, incansable y sin detenerse!

miércoles, 29 de febrero de 2012

El “No name man” de Winding Refn

Como este es un espacio para los corazones incomprendidos como el mío (quien experimenta este sentimiento particular y hondamente en este momento), voy a aprovechar esta oportunidad de la vida y el internet para liberar mis sentimientos.

Acabo de ver “Drive” del danés Winding Refn. Después de haber leído que se llevó la palma de oro en Cannes el año pasado, debo subrayar que esperaba más de esta película. Y es que creo que hasta un penoso “Fast and Furious” tiene mejores escenas de carros. Que frustrante es ver las hermosísimas naves que te hacen babear cuando te las pasean en frente y que casualmente ¡nunca corren! Bueno, ni siquiera las encendieron…

El papel del por demás hermoso Ryan Goslin me pareció excelente en el sentido -estrictamente mudo- del personaje. Debo aceptar públicamente que me fascinan los hombres a la “No name man” (Clint Eastwood en las spagetti westerns de Leone) que no hablan y solo actúan (siempre me he preguntado ¿por qué Zeus dejó de crear a los hombres así, tipo “menos plática y más acción”? Y en cambio, nos abandonó con esta bola de pelafustanes que hablan hasta matarte de un ataque de lánguida aburrición). El rol del Goslin, además de no tener nombre (es simplemente “The Driver”), resultó ser más bruto que el del Clint Eastwood, ya que abandona el dinero al final de la película (¡!). Perdón para los que no hayan visto aun la película… Me disculpo además y por adelantado por la carga emocional personal en el siguiente comentario, pero para mí, la gota que derramó el vaso, lo que hizo que florecieran en mi unas ganas desbordantes de abandonar la sala, fue la máscara de látex que usa “The Driver”, la cual era idéntica a la cara de látex de mi ex-novio. Simplemente re-pul-si-vo.

El papel de la protagonista, Irene, me pudo sacar de quicio. Me castra sobremanera ver el rol de la mujer desvalida, que necesita que la protejan. La idiotita que no sabe nada, que no se entera, que no ve, o más bien dicho ¿qué, no ve? El verdadero rol de la mujer en una película de carros, acción y stuntmen se puede apreciar deliciosamente en Death Proof de Quentin Tarantino. He dicho.

Cambiando de tema de los roles y hablando de la trama, hay que reconocer que aunque la historia es completamente lineal, la película está bien editada y hace pequeños saltos en el tiempo. Bien ahí. Pero que alguien me explique por favor ¿quién se va a creer que un solo hombre es capaz de desmantelar toda una organización criminal asesinando él solito a todo el organigrama? Paréntesis aparte, pobre Ron Perlman que tiene una cara de que se escapó del Planeta de los Simios que no puede con ella… y sin maquillaje.

En fin mis queridos lectores, creo que ya se habrán podido percatar que me invade el coraje por haber perdido casi cuatro horas de mi vida (2 esperando que comenzara la película y 1.5 de película) para una película tan chafa… Creo que lo único que disfrute infinitamente fue el hecho de que la pequeña sala de cine donde vi “Drive” me recordó a la sala del cinito Morelos donde disfrute tantas y tan buenas películas durante muchos años.

domingo, 22 de enero de 2012

Porque la poesía mexicana es una tradicion...


Quiero compartir lo que encontré en una revista que me gustó mucho por el texto, por cómo esta escrito. La revista Bicaa'lu también vale mucho la pena, altamente recomendable. Apoyémos la producción literaria de los nuevos talentos de nuestro país!


AIRE MODIFICADO

Por Nuria Clavé

Holgaaaaaaado, como el enojo condensado que va tejiendo un ruido entre mis pulmones arrítmicos y luego se transforma en gotas tan pesadas como los párpados que opacan mis ojos e impiden algún tipo de desahogo. PESADAS, como las piernas apresuradas que ya o muevo. HINCHADAS, como las manos con las que al viento empuño y a nadie dirijo.

Un rrrr-uido que no ha huido y calcina los músculos de mi estómago saturado, una opresión resentida, un nnnnn…

¡Alto!

Respirar. Dicho de un ser vivo: Absorber el aire, por pulmones, branquias, tráquea, etc., tomando parte de las sustancias que lo componen, y expelerlo modificado.

Aspiro hooooooooooooondo, profuuuuuuuuundo, y con la mente también; con ese obstinado pensamiento que se origina detrás de mi frente y cuya presencia sólo reseca el contorno de mis ojeras.

Tomo aaaaaaaaaaaire, con esa fastidiosa caja llamada memoria que me recuerda todo aquello que no conozco y me obliga a añorar con ansias aquello que un día dolió. (Aquel día ambiguo, atrapado en el tiempo, que se repite y se repite y se repite y revive el dolor.)

Respirar

-Impostar.

Callo sin éxito a ese molesto e imperiosos eco que provoca la agudeza de un grito incompleto –griiiiiito [in]completo, [entre]cor-ta-do.

Llamo con ganas a ese vacío inquieto manifestado en la grasa de mis dedos con los que repaso las arrugas de un ayer inventado.

Ven-da-do, como los ojos con los que recapitulo palabras no evadidas e invadidas por la presencia de voces externas. Deees-vanecidas, y desfallecidas también.

Vendado como el enfado que envuelve a mi voz o las pulsaciones que alertan a mi garganta antes de opinar –devorar.

¡Aire!

Respiiiiiiro, con fuerza, para rematar la ira que enciende las lágrimas suspendidas y ponerle un freno a las ráfagas insensatas que uso para golpearme el vientre; con delicadeza, para recuperar el compás de una calma inducida y expulsar –o mimetizarme con- la co-dependencia de mis conflictos no resueltos, no re-sueltos, tan sueltos como los cortes de mis deseos no articulados, tan vastos como el menester de alternar miradas ajenas.

Culpa, culpa -disculpa.

Ex-haaaaaaalo, …haaaaaaalo el suelo hacia mí.

Incorporo mi odio corpóreo, me invento una nueva postura con el gesto en el entrecejo. Entro y cejo de nuevo hacia el punto de origen: me callo porque es lo correcto, me avergüenzo porque exagero.

¿Exagero?

Exagero –y exhalo.

Aspiro, exhalo, con el ritmo inerte de mis recuerdos, con la infrecuencia dictada por la inercia de mi impaciencia, la rima violada por la desgana de moldear lo que podría acontecer.

Errar --respirar.

Asssssss-piiiiiiiiiro el entendimiento de mi odio fundado, el coraje de mi pasado –pa-sa-do--, la exigencia de conductas ajenas, la impotencia de incidir en sus mentes. ¡Exhaaaaalo!, con rapidez con la que trago el cúmulo de mi soberbia, con la misma disciplina con la que arrebato tiempo perdido y me victimizo por abandonos lejanos, con la rectitud con la que omito vocablos y estructuro discursos, endebles que me sostienen:

SOS

tienen

inhalo –me detengo- exhalo

Aspiro,

con el estómago,

con el pecho.

Exhalo,

con unos pies indispuestos.

Inhalar, exhalar -desaparecer.

Nuria Clavé, “Aire modificado”, Bicaa´lu, Numero 17, año IX, pp. 8-12, Enero 2012.

domingo, 1 de enero de 2012

Y aquí es donde se comprueba que no soy hija del lechero…


Fragmento que encontré hace unas horas en un rincón de mi casa:

… dejen que haya espacios en su cercanía.

Y dejen que las brisas de los cielos bailen entre ustedes.

Ámense el uno al otro, mas no hagan del amor una atadura,

dejen que haya un mar en movimiento entre las playas de sus almas.

Llénense mutuamente las copas, pero no beban de una sola copa;

compartan su pan, pero no coman del mismo trozo.

Canten, bailen, y alégrense, pero que cada uno se independice,

así como aun las cuerdas del laud que están solas aunque vibren con la misma música.

Den su corazón, pero no en prenda, pues sólo la mano de la vida puede contener los corazones

Y permanezcan juntos, pero no demasiado. Porque los pilares del templo están aparte

y ni el roble crece bajo la sombra del ciprés, ni el ciprés bajo la del roble.

Gibran Jalil Gibran

viernes, 16 de diciembre de 2011

Sabor de otoño


Por Mery Piña


Dos amantes escondidos en una imagen desenfocada

se encuentran viviendo la ambigüedad del otoño.

El viento se cansa deshojando los dorados árboles,

y entretanto, va arrancando paulatinamente el seco pasado

que agobiaba su corazón.


La incertidumbre no les deja abrasarse,

sólo brotan unos cuantos besos mustios

que con el tiempo se van avivando

en una mezcla de dulzura y pasión

que parece renacer a cada encuentro.


Detrás de las nubes que anuncian el invierno,

el sol brilla fuertemente.

Ellos se dejan empapar por la fresca lluvia de agua nueva,

mientras se dedican a preservar la sonrisa en los labios del otro.


Es cuestión de tiempo antes que descubran la relación intersticial

que serenamente se gesta para florecer con la primavera.