Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas.
Pablo Neruda

jueves, 14 de mayo de 2009

El abismo de la locura

No existe nada más desesperante que encerrar a un cuerdo en un manicomio por error. Esforzándome por tener un poco de empatía, casi puedo sentir la infinita impotencia por la que debe pasar aquella alma reclusa. “¿Cómo hacer para convencer al mundo de que no estoy loca?”, pensaría ella.

En mi mundo hipotético es probable que nada ayudara a convencer a sus verdugos de su cordura; ella podría llorar, gritar, implorar, explicar calmada y tranquilamente, pero ya nada importaría, todo estaria dicho. “¡Qué más dá!”, pensaría ella, “jamás harían caso a una loca que está condenada por error, por un malentendido, por una confusión.”

Y así tendría que vivir y morir aquél ser, encerrado, recluso y privado de su libertad y de su verdadera realidad, por la osadía de aquél que un día emitió un erróneo veredicto.


Mery Piña

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