Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas.
Pablo Neruda

lunes, 9 de marzo de 2009

Cuando uno a fuerza quiere encontrar el mensaje oculto...

El 31 de diciembre del 2008, cerca de las 6 de la tarde, me dirigia a mi casa en el autobus 62 cuando escuché unas campanas que venian de una iglesia, L'eglise de Sainte-Anne. Fue curioso, porque aunque soy creyente no suelo ser una ferviente practicante, pero aun asi, algo dentro de mi me hizo levantarme, pedir la parada y conducirme hacia el lugar desde el cual provenia el sonido que en ese momento me parecio hipnotizante. Al entrar ahi, senti como si algo me invitara a pasar y lo hize, como lo hubiera hecho en cualquiera otra de las quinientas veces en mi vida que he entrado a una iglesia. Me sente en una banca alejada del sagrario y comenze a dar gracias por el anio vivido y a pedir por encontrar a alguien especial el anio proximo. Extraniamente sono mi celular justamente en ese momento y cuando conteste sucedio la cosa mas extrania que me hubiera sucedido jamas. Era un amigo lejano, de hace mucho tiempo, alguien que quise siempre mucho pero que por alguna razon deje atras. El me llamo, en ese momento cuando no me habia llamado en anios, en ese momento despues de todas las cosas que me guiaron a llegar ahi: a ese momento.

No entiendo aun que es todo esto, si es una senial, una coincidencia o una babosada, lo que ha sucedido es que tres meses despues de esa llamada nos hemos llamado diario, y conversamos tan a gusto, el hablar con el me calma tanto, me rio, me divierte, me conecta con todo lo que yo fui y engloba lo que soy. Algo que nunca pense encontrar en el...

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