Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas.
Pablo Neruda

domingo, 5 de junio de 2011

Luna


Tu luz no es cualquiera,

tu esplendor hipnotizante,

ciclo incesante.

Cuando más me faltas, más te añoro

bañando mi cuerpo

con tu luz cambiante

que me embruja las ideas.


Y aquí yacemos tu recuerdo y yo

cobijados por el mismo cielo estrellado

añorando el tenue resplandor

que tiñe mi piel de paz

con un dulce manto blanco.


En la obscuridad de la luna nueva,

sólo se escucha el silencio.

Tu recuerdo se vuelve precario,

y todo sentimiento, inútil y vacío.

Sólo queda una obsesión irrelevante

y un sentimiento condenado a muerte

que vaga en la ambigüedad de un genuino idealismo.


Enamorada de tu tenue ilusión,

no me queda nada más que esperar:

Esperar que los gatos dejen de hacer ese ruido estridente,

esperar que tu recuerdo se seque,

esperar que tu cambiante orden concertado

traiga a mí de nuevo la luz de luna llena.


No me explico el origen de esta esperanza

que me llena el corazón de una energía delirante

y me ilumina el rostro de una sonrisa

que aún no se desgasta de tanto usarla.

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