Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas.
Pablo Neruda

domingo, 22 de enero de 2012

Porque la poesía mexicana es una tradicion...


Quiero compartir lo que encontré en una revista que me gustó mucho por el texto, por cómo esta escrito. La revista Bicaa'lu también vale mucho la pena, altamente recomendable. Apoyémos la producción literaria de los nuevos talentos de nuestro país!


AIRE MODIFICADO

Por Nuria Clavé

Holgaaaaaaado, como el enojo condensado que va tejiendo un ruido entre mis pulmones arrítmicos y luego se transforma en gotas tan pesadas como los párpados que opacan mis ojos e impiden algún tipo de desahogo. PESADAS, como las piernas apresuradas que ya o muevo. HINCHADAS, como las manos con las que al viento empuño y a nadie dirijo.

Un rrrr-uido que no ha huido y calcina los músculos de mi estómago saturado, una opresión resentida, un nnnnn…

¡Alto!

Respirar. Dicho de un ser vivo: Absorber el aire, por pulmones, branquias, tráquea, etc., tomando parte de las sustancias que lo componen, y expelerlo modificado.

Aspiro hooooooooooooondo, profuuuuuuuuundo, y con la mente también; con ese obstinado pensamiento que se origina detrás de mi frente y cuya presencia sólo reseca el contorno de mis ojeras.

Tomo aaaaaaaaaaaire, con esa fastidiosa caja llamada memoria que me recuerda todo aquello que no conozco y me obliga a añorar con ansias aquello que un día dolió. (Aquel día ambiguo, atrapado en el tiempo, que se repite y se repite y se repite y revive el dolor.)

Respirar

-Impostar.

Callo sin éxito a ese molesto e imperiosos eco que provoca la agudeza de un grito incompleto –griiiiiito [in]completo, [entre]cor-ta-do.

Llamo con ganas a ese vacío inquieto manifestado en la grasa de mis dedos con los que repaso las arrugas de un ayer inventado.

Ven-da-do, como los ojos con los que recapitulo palabras no evadidas e invadidas por la presencia de voces externas. Deees-vanecidas, y desfallecidas también.

Vendado como el enfado que envuelve a mi voz o las pulsaciones que alertan a mi garganta antes de opinar –devorar.

¡Aire!

Respiiiiiiro, con fuerza, para rematar la ira que enciende las lágrimas suspendidas y ponerle un freno a las ráfagas insensatas que uso para golpearme el vientre; con delicadeza, para recuperar el compás de una calma inducida y expulsar –o mimetizarme con- la co-dependencia de mis conflictos no resueltos, no re-sueltos, tan sueltos como los cortes de mis deseos no articulados, tan vastos como el menester de alternar miradas ajenas.

Culpa, culpa -disculpa.

Ex-haaaaaaalo, …haaaaaaalo el suelo hacia mí.

Incorporo mi odio corpóreo, me invento una nueva postura con el gesto en el entrecejo. Entro y cejo de nuevo hacia el punto de origen: me callo porque es lo correcto, me avergüenzo porque exagero.

¿Exagero?

Exagero –y exhalo.

Aspiro, exhalo, con el ritmo inerte de mis recuerdos, con la infrecuencia dictada por la inercia de mi impaciencia, la rima violada por la desgana de moldear lo que podría acontecer.

Errar --respirar.

Asssssss-piiiiiiiiiro el entendimiento de mi odio fundado, el coraje de mi pasado –pa-sa-do--, la exigencia de conductas ajenas, la impotencia de incidir en sus mentes. ¡Exhaaaaalo!, con rapidez con la que trago el cúmulo de mi soberbia, con la misma disciplina con la que arrebato tiempo perdido y me victimizo por abandonos lejanos, con la rectitud con la que omito vocablos y estructuro discursos, endebles que me sostienen:

SOS

tienen

inhalo –me detengo- exhalo

Aspiro,

con el estómago,

con el pecho.

Exhalo,

con unos pies indispuestos.

Inhalar, exhalar -desaparecer.

Nuria Clavé, “Aire modificado”, Bicaa´lu, Numero 17, año IX, pp. 8-12, Enero 2012.

domingo, 1 de enero de 2012

Y aquí es donde se comprueba que no soy hija del lechero…


Fragmento que encontré hace unas horas en un rincón de mi casa:

… dejen que haya espacios en su cercanía.

Y dejen que las brisas de los cielos bailen entre ustedes.

Ámense el uno al otro, mas no hagan del amor una atadura,

dejen que haya un mar en movimiento entre las playas de sus almas.

Llénense mutuamente las copas, pero no beban de una sola copa;

compartan su pan, pero no coman del mismo trozo.

Canten, bailen, y alégrense, pero que cada uno se independice,

así como aun las cuerdas del laud que están solas aunque vibren con la misma música.

Den su corazón, pero no en prenda, pues sólo la mano de la vida puede contener los corazones

Y permanezcan juntos, pero no demasiado. Porque los pilares del templo están aparte

y ni el roble crece bajo la sombra del ciprés, ni el ciprés bajo la del roble.

Gibran Jalil Gibran